Fotografía urbana: la jungla de asfalto.Salvo unos cuantos privilegiados, una de las cosas que compartimos los fotógrafos digitales es el hecho de residir -o trabajar- en una urbe más o menos poblada. No todo van a ser paisajes, flores y postales idílicas; en la ciudad también tenemos nuestras particularidades: coches, humos, prisas, edificios... Decenas de detalles que mirar y ninguno es digno de ser fotografiado. ¿Ninguno? Bueno, quizás alguno... Justo el que esta detrás de la farola. Por Eduardo Parra Qué aburrida parece la fotografía urbana. Todo es gris, todo es negro, todo es triste... Pero no: seamos serios. No hay peor ciego que el que no quiere ver, y, si queremos ver, descubriremos que en la jungla de asfalto hay tantas -o más- posibilidades fotográficas como en el más florido de los campos o en el más lujoso de los desfiles. Todo es cuestión de saber buscar y, una vez hallado el motivo, saber dónde colocarse y cuándo hacer clic.
Empecemos por el principio. Para fotografiar en una ciudad pueden seguirse varios métodos. Uno es salir a pasear cámara en ristre, colocarse los ojos de fotografiar y empezar a disparar a discreción. Una segunda versión consistiría también en salir a pasear cámara en ristre, colocarse los mismos ojos de fotografiar de antes, aunque buscando, localizando y disparando poco y bien.
Kodak EasyShare 7300, f3.5, 1/15 s, 400 ISO
La fotografía urbana no siempre ha de estar en la superficie; ni tampoco es necesario buscar una belleza inconmensurable. La mejor foto es la que nadie más ha sido capaz de ver.
Hay otro asunto que nos hará cavilar un rato: ¿Hacemos fotos dispares o nos dedicamos a elaborar una serie enlazada de imágenes? En ocasiones es mejor plantearse un "reto" que salir a la aventura. Suele ser más sencillo concentrarse en fotografiar sólo un determinado tipo de cosas -las estatuas del centro de la ciudad, por ejemplo- que fotografiarlo todo. Parece mentira, pero pasarse tres o cuatro horas fotografiando lo mismo puede desvelarnos puntos de vista que, de otra forma, jamás veríamos.
La ciudad ofrece miles de elementos con los que jugar: curvas, rectas, formas, perspectivas, distintos planos... Es necesario, antes de nada, saber medir. En las urbes encontraremos una infinidad de recovecos, con múltiples contraluces y fuertes contrastes. Cuidado con eso. Hay que saber buscar una buena perspectiva que nos dé juego.
Kodak EasyShare 7300, f3, 1/125 s, 100 ISO
Cuidado con las mediciones: la arquitectura urbana genera con facilidad sombras acusadas que pueden cargarse la mejor foto.
Huyamos de los diafragmas cerrados y de los desenfoques. Hay que capturarlo todo: calles que se pierden en el infinito, curvas que serpentean en medio de la urbe, edificios que llegan hasta el más allá... En estos casos, limitaremos el uso de los teleobjetivos y nos concentraremos en los angulares. Una focal corta nos permitirá acentuar en gran medida la sensación de profundidad y la profundidad de campo -aunque en las compactas digitales no sea éste un aspecto del que tengamos que preocuparnos.
Kodak EasyShare 7300, f4.8, 1/500 s, 80 ISO
Las calles infinitas y las focales cortas son perfectas para jugar con la perspectiva: usémoslas.
Los teles -no lo olvidemos- también tienen su cabida, pero con mesura. Una focal larga aplana la perspectiva y amontona los planos, y si algo hay en una ciudad, es un montón de aglomeraciones. El uso de un teleobjetivo implica que una estatua que está cerca del edificio pase a estar pegada a él... Y esto no es nada fotogénico. El mejor uso que podemos darle a los teles es el de "tijera". Es decir, usarlo para reencuadrar y cortar de un plumazo lo que nos moleste a la hora de componer: farolas -seguro que los que las colocaron allí no son fotógrafos-, señales de tráfico, paradas de autobús...
Empecemos por el principio. Para fotografiar en una ciudad pueden seguirse varios métodos. Uno es salir a pasear cámara en ristre, colocarse los ojos de fotografiar y empezar a disparar a discreción. Una segunda versión consistiría también en salir a pasear cámara en ristre, colocarse los mismos ojos de fotografiar de antes, aunque buscando, localizando y disparando poco y bien.
Kodak EasyShare 7300, f3.5, 1/15 s, 400 ISO
La fotografía urbana no siempre ha de estar en la superficie; ni tampoco es necesario buscar una belleza inconmensurable. La mejor foto es la que nadie más ha sido capaz de ver.
Hay otro asunto que nos hará cavilar un rato: ¿Hacemos fotos dispares o nos dedicamos a elaborar una serie enlazada de imágenes? En ocasiones es mejor plantearse un "reto" que salir a la aventura. Suele ser más sencillo concentrarse en fotografiar sólo un determinado tipo de cosas -las estatuas del centro de la ciudad, por ejemplo- que fotografiarlo todo. Parece mentira, pero pasarse tres o cuatro horas fotografiando lo mismo puede desvelarnos puntos de vista que, de otra forma, jamás veríamos.
La ciudad ofrece miles de elementos con los que jugar: curvas, rectas, formas, perspectivas, distintos planos... Es necesario, antes de nada, saber medir. En las urbes encontraremos una infinidad de recovecos, con múltiples contraluces y fuertes contrastes. Cuidado con eso. Hay que saber buscar una buena perspectiva que nos dé juego.
Kodak EasyShare 7300, f3, 1/125 s, 100 ISO
Cuidado con las mediciones: la arquitectura urbana genera con facilidad sombras acusadas que pueden cargarse la mejor foto.
Huyamos de los diafragmas cerrados y de los desenfoques. Hay que capturarlo todo: calles que se pierden en el infinito, curvas que serpentean en medio de la urbe, edificios que llegan hasta el más allá... En estos casos, limitaremos el uso de los teleobjetivos y nos concentraremos en los angulares. Una focal corta nos permitirá acentuar en gran medida la sensación de profundidad y la profundidad de campo -aunque en las compactas digitales no sea éste un aspecto del que tengamos que preocuparnos.
Kodak EasyShare 7300, f4.8, 1/500 s, 80 ISO
Las calles infinitas y las focales cortas son perfectas para jugar con la perspectiva: usémoslas.
Los teles -no lo olvidemos- también tienen su cabida, pero con mesura. Una focal larga aplana la perspectiva y amontona los planos, y si algo hay en una ciudad, es un montón de aglomeraciones. El uso de un teleobjetivo implica que una estatua que está cerca del edificio pase a estar pegada a él... Y esto no es nada fotogénico. El mejor uso que podemos darle a los teles es el de "tijera". Es decir, usarlo para reencuadrar y cortar de un plumazo lo que nos moleste a la hora de componer: farolas -seguro que los que las colocaron allí no son fotógrafos-, señales de tráfico, paradas de autobús...
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