jueves, 9 de agosto de 2007

Cómo Elegir Bolsa para la Cámara Digital sin Morir en el Intento

Uno de los "problemas" asociados a comprar una cámara reflex es la posibilidad de adquirir una gran cantidad de accesorios para cámara. Además, cuando salgas a hacer fotos querrás llevar encima muchos de ellos. Por ese motivo, una de las primeras compras que tendrás que hacer es la de una buena bolsa para tu cámara. Si esás pensando en comprar una o simplemente te interesa conocer las distintas posibilidades, éste es tu artículo.
Uno de los principales inconvenientes de manejar una cámara reflex frente a una compacta es el volumen que ocupa. Si vienes del mundo de las compactas, seguro que tenías resuelto este problema, pero es más que probable que la bolsa de tu antigua cámara se te haya quedado pequeña.
Y es que la cámara réflex no te va a caber en cualquier bolsa. Y es un producto lo suficientemente delicado como para llevarla en cualquier lado sin la suficiente protección. Si además te planteas adquirir algún accesorio o simplemente ya lo tienes, necesitarás huecos adicionales en tu medio de transporte.
Si estás leyendo este artículo, probablemente te gusta la fotografía, y si te gusta la fotografía, seguro que vas a necesitar huecos para los accesorios.
Lo primero que vas a comprobar es que, al igual que las cámaras réflex no son baratas, las bolsas para tranportarlas tampoco lo son. Pero a medida que vayas conociendo las funcionalidades que tienen, descubrirás que su alto precio está por lo general más que justificado.

Conociendo los tipos de bolsas
Según su forma y tamaño existen distintos tipos de bolsas.
Las más pequeñas son las fundas en las que únicamente cabe la cámara. Conocidas en inglés como holsters, son lo más parecido a las fundas de las cámaras compactas, solo que mucho más grandes, para que pueda entrar la cámara. Normalmente no están pensadas para almacenar mucho más que alguna tarjet de memoria, gamuza para limpiar el objetivo y, si acaso, una batería.
El siguiente grupo sería las bolsas de hombro. Son bolsas normalmente de forma rectangular, pensadas para portar colgadas al hombro, con espacio suficiente para la cámara y sus accesorios. Vienen correctamente acolchadas, y pueden tener o no divisiones para introducir la cámara y los accesorios. También suelen disponer de espacios y bolsillos suficientes para guardar el material más pequeño.
Las bandoleras son el tercer grupo. Algo más pequeñas que las mochilas, suelen colgarse cruzadas a la espalda. Su principal ventaja frente a las mochilas es que permiten acceder a su contenido sin necesidad de quitarsela de la espalda, haciendola girar sobre su correa, siendo más cómodas para transportar que las bolsas de hombro.
Las mochilas, de mayor tamaño que las bandoleras, son ideales para cargar con más accesorios que sus hermanas pequeñas, pudiendolas aguantar en la espalda durante jornadas de varias horas. Frente a las bandoleras, tendremos que quitarnosla de la espalda para acceder a su contenido si no queremos correr riesgos.
Por último se encontrarían los maletines rígidos. Estos sólo los utilizan los profesionales que tienen que trasladar gran cantidad de material o cuyo traslado puede producirse en condiciones no demasiado favorables (humedad, golpes, ...) Fundamental si vas a coger un avión y necesitas facturar tu equipo fotográfico en el viaje.

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